jueves, 27 de febrero de 2014

En Lo Más Alto De Las Nubes I

Alejandro Jodorowsky: El alma adquiere forma cuando el saber se hace ignorancia. Hay un cuerpo más allá del cuerpo donde mora el verdadero yo. Gesto la piedra milagrosa sobre un fuego que no quema, haciendo volver al centro a cualquier descarriada seducción. Secreto abierto, luz para los ciegos, memoria que progresa hacia el olvido, si soy nueve puertas, te abriré aquella donde llames con la calma de un muerto que entra en su ataúd. ¿Cómo podría obtener el conocimiento de mí misma sin haber contemplado el rostro del impensable Dios? Gusano blanco donde se gesta la mariposa del alba, polvo que cae de la memoria vuelta águila de piedra, vaso pleno de perlas mudas y cristales de espejismos, soplo en las raíces de un querube prendido en la tierra, lengua cubierta de palabras donde florece la gangrena, ¿quién soy? ¿qué es mi vida? ¿cuáles son mis obras? ¿Por qué bajo la sombra de mi manto de mármol los vicios prosperan? ¿Por qué mi carne pudorosa cae embriagada en la dependencia delave que se exhibe? ¿Por qué los potros invaden mi templo con sus encantos lascivos? ¿Por qué la codicia me encadena a una ciega adoración por la materia? ¿Por qué de mi corazón, ala marchita, se derrama la fe hacia el abismo? No hay un momento en que no me tiente despreciar los preceptos, arrojar de mi boca por amarga toda palabra sagrada, ultrajar al ingenuo que aspira a una carta transparente, eludir la verdad para gozar la miel de la mentira, aconsejar el mal para vencer la rectitud del camino, salir de mi retiro para mancillar mi himen en el mundo.
Sin embargo, constante, en el santuario desierto, asciendo de las entrañas de la tierra. Comprendiendo la riqueza de las ruinas entre los escombros acaricio a las piedras. No se trata de decir sino de abrir los ojos para ver cada vez más lejos, cada vez más alto. Como zángano que danza ebrio ante la abeja reina, como herida infiel atravesada por un puñal de monje, como momia en cuya frente cae una gota de agua, como arco iris que se hunde en un cráneo de oro, te exalto y te bendigo: ¡Tú creaste la curación antes de la herida, quebraste los colmillos de la bestia, eliminaste los cerrojos de mi puerta, expulsaste al juez de mi mansión interna, me enseñaste a comer el fruto de mis obras, me purificaste en tu hoguera sin quemarme!


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Extracto de “Yo, el Tarot” de Alejandro Jodorowsky
Imagen: Manny Jaef

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