jueves, 8 de mayo de 2014

Separarse Es Decir Adiós

El maestro de budismo tibetano Sogyal Rimpoché dice que «cuando el amor se ha perdido, lo que nos queda de él son los “recuerdos” del amor y las cicatrices del apego». Confundimos amor con apego. Nuestro sufrimiento procede no del amor sino del apego, de la no aceptación del cambio inherente a la vida. Cuando reconocemos que todo es impermanente y transitorio, que no hay nada duradero y que lo único que tenemos en realidad es el ahora, empezamos a ejercitar el desprendimiento como actitud vital y aprendemos a fluir con los acontecimientos, lo que nos conduce hacia la auténtica libertad.

La mayoría no tenemos patrones de relación sanos. Los seres humanos estamos en un momento de evolución transcendental, nos encaminamos hacia un nuevo estadio en el que a través de un proceso de individuación y de sanación, de crecimiento interior y concienciación individual estamos  aprendiendo a amarnos, respetarnos y cuidarnos para amar, cuidar y respetar al otro. Es muy productivo aprovechar este tiempo para conocerse a sí mismo, hacerse cargo de las propias necesidades en lugar de transferírselas al otro, un tiempo para sanar las heridas de la infancia, para apreciar y valorar tanto la necesidad del propio espacio como de vinculación e intimidad con el otro. En definitiva, crecer de una buena vez y recuperar la individualidad. Y para ello, un proceso de separación es un escenario excepcional. Crecemos cuando sufrimos, no cuando disfrutamos.

Es necesario perdonar y perdonarse, lo que significa aceptar lo que pasó. Fue lo que fue, no pudo ser diferente; con lo que traía cada uno se cocinó ese guiso. Y despedirse con amor y gratitud pues ello transforma nuestro corazón. Gratitud por ese tiempo y recorrido juntos, gratitud por los pequeños y grandes detalles, agradecer también por lo que fue doloroso porque es la mejor escuela de aprendizaje. Algunas relaciones son un máster de lo que no es una buena relación. La gratitud libera de resentimientos, rencores y actitudes victimistas. Rendirse al dolor y aceptar lo que pasó. Amar lo que fue porque no pudo ser de otra manera. Decir adiós con amor. Y así, uno aprende a llevar las riendas de su vida y después de un tiempo se puede “volver al ruedo” y empezar a poner en práctica nuevas actitudes y comportamientos incorporados en esta etapa, pero eso es otra historia.

Por Ascensión Belart

╰☆╮

Alejandro Jodorowsky en Cabaret Místico se refiere así a la separación de parejas:
Caminaremos juntos bendiciendo cada uno de nuestros pasos, pero si nuestros caminos se separan, lo aceptaremos deseando lo mejor para el otro en su nueva vida.

Alejandro Jodorowsky: El divorcio no es una guerra. Las parejas tienen una duración, como los árboles. Unas duran cinco años, otras nueve, otras cincuenta. Al fin y al cabo todas las parejas van a  terminar porque uno de sus miembros muere. Hay que aceptarlo y cuando la relación acaba uno debe agradecer al otro la experiencia que le dio.

Fórmula de despedida de Bert Hellinger, creador de las Constelaciones familiares:
Tomo lo que me diste.
Fue un montón, y lo honraré y lo llevaré conmigo.
Aquello que yo te di, lo di a gusto y puedes quedártelo.
Por aquello que fue mal entre nosotros dos,
yo asumo mi parte de responsabilidad, y te dejo la tuya.
Y ahora te dejo en paz.

╰☆╮

“La victoria más grande de las parejas disparejas es separarse en paz”.
— Alejandro Jodorowsky

Diálogo vía Twitter:
Comentario de una seguidora en Twitter:
- @mauramarenghi: Pero no es tan fácil si uno de los dos no quiere hacerlo.
Alejandro Jodorowsky: No te dije que era fácil, te dije que era una gran victoria. No te des por vencida antes de luchar.


∼✻∼
@alejodorowsky en Twitter
Imagen: Separate by Dani Apriyan 
Montaje de Imagen: Manny Jaef 

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