lunes, 18 de agosto de 2014

La Verdadera Riqueza Es Adquirir La Riqueza Espiritual

“Para alcanzar tu riqueza espiritual, disminuye las ambiciones de tu ego”.
— Alejandro Jodorowsky 

Alejandro Jodorowsky: Viendo tantos países que, por crisis financieras, se empobrecen y terminan agobiados por las deudas, esclavos de una nación poderosa, me he preguntado cual es la verdadera riqueza de un país. Esta fábula quizás puede ser útil:

En esa pequeña aldea de campesinos que escasamente sobrevivían cultivando maíz, un millonario que decidió retirarse del aire impuro de las grandes ciudades, construyo una hacienda donde, en lugar de cuadras para caballos, había cincuenta garajes para albergar su colección de automóviles de lujo. Esos vehículos llenaron de admiración al pueblo porque ahí solo se conocía una especie de camión armado con deshechos mecánicos por el herrero y que funcionaba lanzando explosiones semejantes a vientos estomacales. Los cincuenta carros resplandecientes como soles, llenaron de orgullo al alcalde y a los campesinos, tanto que despreciaron cruelmente al armatoste del herrero. La noticia se expandió por toda la comarca y la aldea se hizo meta de peregrinaciones donde labriegos reverentes llegaban a admirar, endiosar, esas poderosas máquinas. El rico aceptaba con orgullo los homenajes y no desdeñó una medalla de la alcaldía por “lo mucho que había aportado”, ni tampoco negó el discurso oficial en que se le agradecía haber convertido el modesto lugar en el más rico de la comarca... De pronto un huracán inundó los maizales. La corriente amenazaba llevarse la cosecha sumiendo a los labradores en la hambruna. Los brazos no bastaban para acarrear los cereales ya maduros. Se le pidió al rico que prestara sus vehículos, ya que de ellos dependía salvar el alimento. El poderoso contestó que el barro y los maltratados caminos arruinarían su colección. Trajo choferes de la ciudad y trasladó sus automóviles a un pueblo más seguro. El herrero sacó entonces su carcacha, que de despreciada pasó a aplaudida, y con tenacidad y bravura, haciendo cientos de viajes, salvó gran parte de la cosecha. Desde ese día, él y su camión fueron respetados y no faltó quien le pidiera aprender a fabricar más de esos aparatos, quizás ridículos, feos, contrahechos y no lujosos, pero sí muy útiles para la sobrevivencia.

¿De qué sirve una gran fortuna si no está al servicio del país en que medra? ¡La verdadera riqueza es la colaboración del pueblo con el pueblo!



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Imagen: Luxury Style Frame by JSSanDA
Montaje de Imagen: Manny Jaef
@lejodorowsky en Twitter

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