sábado, 25 de octubre de 2014

Magia En El Pensamiento: Todo Es Posible (Cuarta Ley Mágica)

Para que una cosa se pueda llevar a cabo, los otros deben creer que somos capaces de hacerlo. Si los demás no creen, no lo lograremos. Por eso, debemos trabajar para que los otros comprendan que lo que hacemos es para bien... Si nosotros mismos no creemos en nosotros, al decir que lo que hacemos es «para bien», mentimos. Por muy buenos actores que seamos, puesto que pertenecemos a un Yo esencial colectivo, nadie, en el fondo, nos creerá. Si somos auténticos, si no albergamos dudas, la meta que parecía imposible, con la ayuda de los otros se podrá lograr. ¿Cómo creer? La energía está en todas partes, pero sólo surge donde fijamos la atención. En el colegio nos enseñan a fijar la atención de forma limitada: nos hacen concentrar la mirada para leer o mientras escuchamos, pero nunca en la totalidad de lo que sentimos o en nosotros mismos. Al escoger una acción o un objeto que observar o un lugar, debemos vaciar la mente de cualquier prejuicio o predicción, liberándola del pasado y del futuro, para centramos exclusivamente en el objeto hasta penetrar en su naturaleza profunda, en cierto modo convirtiéndonos en la cosa observada. Toda lucha, todo contacto, en el fondo resulta bien cuando se hace con uno mismo. La separación no existe. Si miramos una silla y pensamos sólo en su peso, nos costará moverla. Si nos fijamos en cómo su respaldo asciende hacia lo alto, se nos hará más fácil levantarla. A medida que desarrollamos la atención, crece el poder. Para ello, debemos tomar consciencia de los volúmenes que nos rodean, de los colores, de los tamaños, de las distancias, de las luces y sombras, de los espacios que quedan entre las cosas, de los sonidos, olores y gustos, de la postura de nuestras manos y pies cuando pensamos, del peso de nuestro cuerpo así como de la sensación global de éste con su piel, músculos, vísceras o huesos, de las ropas que lo cubren, de nuestra respiración y de la de los demás, de las palabras que como ríos transcurren por nuestra mente acompañadas de sentimientos y deseos que emanan de un pasado anquilosado y de un futuro ilusorio inculcados por los padres. La energía interna y externa se unen en el momento de la atención suprema.

En la inmensa estepa, la nieve comienza a derretirse. La naturaleza renace. Un gusano saca la cabeza de la tierra y mira con avidez a otro que acaba de salir justo a su lado. Siente entonces en su cuerpo el calor de la primavera y se dispone para abalanzarse sobre su congénere cuando éste, de pronto, grita: -¡Alto! ¡No te equivoques! ¡Soy el extremo de tu cola!

Si estamos atentos a la personalidad de nuestro interlocutor, nos fijamos en lo que en realidad es, no en lo que cree ser o en lo que aparenta. Si profundizamos aún más y nos conectamos con su fuente de vida, con su Dios interior, en el centro de ese espíritu que nos parecía «extranjero» nos encontraremos a nosotros mismos, y podremos comunicarnos de alma a alma.

Continuará...


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Consejos de Alejandro Jodorowsky, en Cabaret Místico” 

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