sábado, 31 de enero de 2015

Eneagramas, Eneatipos Y Claudio Naranjo


“Conócete a ti mismo”. Inscripción del oráculo de Delfos

Hace algunos años leí el libro de Claudio Naranjo “Carácter y neurosis” y recientemente he vuelto a releerlo por cuestiones que no vienen al caso. Lo cierto es que el libro que fue escrito en el año 1994 y que lleva como subtitulo una decidida intención “Una visión integradora” de la personalidad. Efectivamente Naranjo pretende en este libro poner al día ciertas cuestiones derivadas del eneagrama a fin de hacerlas corresponder con la psicología científica del siglo XX. Integrar conocimientos diversos procedentes de múltiples campos humanísticos y poner en marcha una herramienta de uso psicológico.

El eneagrama es una formación geométrica muy antigua que es un círculo (la eternidad) en cuyo interior hay inscrito un triángulo, una estrella de cinco puntas, nueve vértices y un numero de polígonos irregulares y regulares en sus intersecciones, lo que llama la atención de este mándala es la convivencia entre elementos lineales, no lineales y periódicos. El eneagrama es pues un arquetipo que fue rescatado por un místico sufí llamado George Gurdjieff para aplicarlo a la mentalidad occidental en su búsqueda “de la verdad”, posteriormente otros investigadores lo usaron para mejorar sus técnicas psicoterapéuticas como Daniel Ichazo aunque su puesta al día moderna le corresponde al propio Naranjo.

Y no podemos en este momento negar que las clasificaciones destinadas a esquematizar lo humano son tan antiguas como la humanidad y que siempre parece que estas intentonas acaban en fracaso o en la confusión de lenguas, así para algunos habrían 9 caracteres, para otros 3, para otros 5 y para otros 12, efectivamente hay algo que se nos escurre entre los dedos a la hora de clasificar lo humano, sucede con la patología y sucede aun más con la normalidad.

La historia de la psicología es la historia de las clasificaciones de la personalidad que intentan atrapar lo humano y hacerlo así predecible y comprobable: Reich, Abraham, Jung y Fenichel desde el psicoanálisis, Sheldon, Eysenck o Cattell desde el conductismo, los propios DSM o CIE desde los consensos internacionales y un sin fin de investigadores han tratado de hacer una nosografía, una mapa de los mecanismos mentales involucrados en lo psíquico con mayor o peor suerte tanto en la normalidad como en la patología sin que aun nos hayamos puesto de acuerdo sobre lo fundamental: ¿existe realmente la normalidad? ¿Es la patología una forma de degradación de los mecanismos mentales comunes? ¿O por el contrario, normalidad y patología son cosas distintas?

Lo cierto es que resulta más fácil clasificar los fenómenos patológicos que los normales quizá porque las personas normales todas se parecen entre si, mientras que es en la psicopatología donde podemos encontrarnos con la singularidad.

Tal y como decía Shakespeare:

“Un átomo de impureza corrompe la más noble sustancia, rebajándola al nivel de su propia degradación”.

Es posible afirmar que el mundo científico de las ciencias de la personalidad se encuentra hoy dividido entre los seguidores de Shakespeare y los que se encuentran en la acera de enfrente, es decir entre los que piensan que entre la normalidad y la patología existe una discontinuidad conceptual.

Naranjo propone una integración de saberes, los propios esotéricos que proceden de la misma tradición del eneagrama lo complementa con la tradición psicoanalítica y trata de integrar incluso las “personalidades homeopáticas” (que no son propiamente personalidades sino patogenesias) haciéndolas coincidir con los constructos mejor conocidos por psicólogos y psiquiatras. Se trata de un esfuerzo considerable y que sin embargo deja al lector más confundido de lo que estaba al comenzar el libro.

El origen de esta confusión en mi opinión procede del hecho siguiente:

La complejidad no se puede esquematizar, hay algo en el ser humano que se muestra díscolo y rebelde con las clasificaciones. Y otra conclusión ciertamente penosa: es muy posible que los distintos sistemas de conocimiento de lo humano no puedan integrarse entre sí, sin perder, a su vez, su propia carta de naturaleza.

Lo que solemos hacer cuando mapeamos la personalidad es que ciertas cuestiones se revelan ciertamente lineales, pero otras se muestran ciertamente confusas, redundantes o contradictorias.

Los eneatipos descritos por Naranjo (9 tipos) se encuentran descritos en esta web y no voy a repetirlos sino para decir que en una primera lectura tienen suficiente base empírica, es decir son reconocibles por cualquier persona con cierta formación psicológica. El problema procede del hecho de que los eneatipos fueron construidos y pensados para el auto-diagnóstico, es decir no tanto para ser usados profesionalmente para el diagnostico, los profesionales ya conocen los distintos mecanismos mentales involucrados en cada una de estas personalidades presididas por una pasión (una motivación) y una fijación (una forma de entender el placer). Los eneatipos más que nichos nosográficos son pues símbolos donde cada cual ha de buscarse a sí mismo como una forma de saber algo sobre sí.

Y entonces volvemos al principio de este post. Efectivamente, conocerse a uno mismo es la mejor forma de mantener y promocionar la salud mental y optimizar los rendimientos de cada cual según su propia orientación.

Pero este asunto de conocerse a uno mismo tiene muchas dificultades. La primera dificultad es el autoengaño, la segunda la falta de vocación introspectiva (típica del tipo IX) y la tercera el goce adherido a las propias fijaciones o al desarrollo personal de cada pasión. La cuarta es nuestra adherencia a la máscara, es decir a aquello que creemos ser o aparentamos (tipo III) y no tanto a lo que realmente somos. Por último no existe posibilidad alguna de llegar a un conocimiento de sí mismo sin la ayuda especular de otro. No existe conocimiento acerca de uno mismo de forma aislada del contexto y mucho menos del Tu.

Conocerse uno mismo implica a un testigo, un guía, un maestro o un terapeuta.

Trate usted de identificar su propia pasión en este esquema del propio Naranjo donde cada vértice tiene inscrita su pasión particular. ¿Cual es la suya?

Naturalmente existen pasiones mas deseables que otras, ¿quien estará dispuesto a admitir que la suya es la envidia (tipo IV) o la vanidad (tipo III)? Ciertas pasiones son más deseables que otras y para aceptar la pasión central de cada cual es necesaria cierta dosis de honestidad intelectual.

El propio Naranjo afirma en su libro que los eneatipos no son una clasificación sino un método de autoconocimiento. Soy de la misma opinión: los eneatipos son símbolos donde proyectarse como sucede en la astrología o en el tarot, no sirven para predecir en el sentido científico sino para transformar. Se trata pues de un método de autoconocimiento más que una sistema clasificatorio sobre los seres humanos.

Pero si es un método de autoconocimiento entonces habremos de concluir que no se puede transmitir, pues ninguna experiencia individual puede transmitirse, es decir se trata de un camino (el cuarto camino de Gurdjieff) que se recorre como un método de iniciación.

Lo realmente contradictorio del conocimiento humano es que sólo puede ser trasmitido aquello que es demostrable, mientras que las singularidades parecen resistirse a su enseñanza. El camino que recorrió cada cual para llegar donde llegó es algo que queda por afuera de las posibilidades humanas de transmisión.

Si tienen ustedes hijos, alumnos, pacientes o simplemente personas a su cargo ya saben a qué me refiero.

Lo cual es lo mismo que decir que una psicología que no de cuenta de este hecho incierto que podríamos llamar espiritual es una psicología coja, científica si, pero tan científica que corre el riesgo de no servir para nada al estar divorciada de la esencia de lo humano: la impredictibilidad y la discontinuidad de los fenómenos de la mente.

Autor: Francisco Traver Torras
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Diálogo vía Twitter 
Preguntan a Alejandro Jodorowsky en Twitter:
- @PaolaRubioS: ¿Cuál es tu eneatipo?
Respuesta: El central: el 10.


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 Imagen: Eneagrama
@alejodorowsky en Twitter

A Propósito Del Eneagrama...

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