lunes, 16 de febrero de 2015

Dos Cuentos De Alejandro Jodorowsky Para Comenzar La Semana Con Una Dosis De Sabiduría

Para Alejandro Jodorowsky, los cuentos ayudan a aliviar el hambre y la sed espiritual, así como a encontrar la otra mitad de tu esencia humana.

Aquí dos historias que Alejandro recopiló en su libro “La sagesse des contes” o “La sabiduría de los cuentos”.

El Elefante

Un grupo de derviches caminaban desde hacia varios días sin haber encontrado de que alimentarse. El vientre les gruñía, los religiosos soñaban mas con alimentos terrestres que con la elevación espiritual. Pronto, cerca de allí, un joven elefante se cruzó por sus camino. Algunos pasos mas adelante, un sabio que estaba en trance de meditar, les dijo.

-Se los advierto, no se coman a este joven elefante, pues corren el riesgo de arrepentirse.

Los derviches, enojados, le respondieron, que tal idea no se les había cruzado por la mente. Pero una vez que estuvieron fuera de la vista del sabio. Ellos mataron al elefante, lo cocinaron y se lo comieron. Solo uno de ellos se negó a participar de la matanza del animal para alimentarse. Cuando terminaron, los derviches que habían comido, se acostaron y se durmieron. Aquel que no había comido nada, cansado y hambriento, estaba a punto de quedarse dormido, cuando en eso, vio acercarse, una gran sombra silenciosamente. Era la madre del joven elefante, quien paseó su trompa por debajo de el, aspiro su aliento y se alejo. Luego, se dirigió enseguida donde estaban los otros derviches y aspiró el aliento de cada uno. Habiendo reconocido en el aliento de estos hombres, el olor de su pequeño, la madre elefante mató a todos y solo dejó vivo a aquel que se había abstenido.

Alejandro Jodorowsky comenta la historia y dice:

La primera interpretación de esta historia sería: Cuando te ensucias interiormente, esta se transparenta al exterior de ti y te destruye. ¿Qué esperas cuando ensucias tu boca, tu cerebro, tu sexo y tu corazón? Esperas a ser destruido por tu inconsciente. Yo comparo a la madre elefante al inconsciente. Un día, terminará por destruirte porque te manchaste sin reaccionar.

En la segunda interpretación, Alejandro nos dice, que aquel derviche que no comió el elefante, era como un abstinente que se rehúsa a entrar en la vida (el elefante era el alimento divino) por el contrario los religiosos se unieron con la comida divina. Cuando la divinidad (elefante adulto) llega, ella olfatea a los que se comieron su pequeño y los aplasta en el mismo lugar donde había muerto su cría. El acto de muerte se vuelve así, un acto de transformación.


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La Joya Del Rey

Un día, un sultán convoco a sus ministros, uno después del otro. Les mostró a cada uno, una maravillosa joya, finamente trabajada. Entonces le preguntó al primero.

-¿Cuánto piensas que vale esta joya?

-Majestad, respondió el ministro, vale al menos la cantidad de oro que pueden portar seis mulas.

-Tu evaluación es correcta, dijo el sultán.

Luego, le entregó al ministro un martillo y poniendo la joya delante de este, le ordenó.

-¡Rómpela!

El ministro retrocedió, asustado, y acabó por balbucear.

-Majestad, ¡es imposible! Es una joya inestimable. Yo no puedo hacer eso.

El sultán lo colmo de regalos y lo hizo sentar a su lado. Luego viene el segundo ministro que se rehúsa como el primero. El tercero, cuarto y todos los demás, también lo hicieron.

Todos cubiertos de regalos, se sentaron alrededor del sultán, quien había convocado a su esclavo preferido, le mostró la joya y le preguntó que precio pensaba que tenia esa joya.

 -Yo no se decirlo con seguridad, respondió el esclavo, su valor es demasiado grande para que yo siquiera pueda imaginarlo.

-¡Entonces rómpelo...! Le ordenó el sultán, entregándole el martillo.

Sin vacilar, el esclavo tomo el martillo y rompió la joya de un primer golpe. Los ministros se escandalizaron. El sultán, lloró de emoción.

-Yo no estoy aquí para negarme a romper una joya y recibir regalos, se justificó el esclavo. Obedecer la orden de mi maestro cuenta más que yo y que este objeto precioso.

Jodorowsky opina sobre este cuento y dice. En un momento dado, si queremos avanzar y que nuestra voz interior, nuestro maestro interior, nos lo ordene, debemos aceptar sacrificar ciertas cosas, que son también preciosas. Obedecer al llamado, puede costar muy caro.


Publicados por Rafo Diaz

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Ilustraciones: Natalia Gurovich
Intervención de Imágenes: Manny Jaef 
@alejodorowsky en Twitter

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