sábado, 7 de noviembre de 2015

¿Qué Hay Detrás De La Vergüenza? ¿De Qué Nos Avergonzamos?


Algunas personas sienten vergüenza de sí mismos, donde su percepción de sí mismos o algunos aspectos de su personalidad o de su físico sufren un gran desprecio por su juez interno. Sentirían vergüenza al verse que no encajan en el ideal que tienen de cómo deberían ser. Con el objetivo puesto en cómo tendrían que ser, cómo deberían comportarse, o cómo deberían ser físicamente, desprecian su propia manera de ser, su cuerpo, sus necesidades, su propio ser. Evitan mostrarse tal y como son ya que sienten vergüenza de sí mismos por no alcanzar ese ideal. Cuanta mayor la distancia entre lo que en realidad son y lo que creen que deberían ser, mayor la vergüenza y la indignidad de sí que sienten. Es un sentirse indigno de ser tal como uno es.

La vergüenza nos esconde de algo que no queremos mostrar. Muchas veces corresponde a lo que más deseamos. En palabras de Alejandro Jodorowsky “la vergüenza es sentirnos culpables de mostrar lo que somos ante quienes desean que seamos como ellos quieren que seamos”.

La vergüenza nos esconde y protege de la vulnerabilidad de mostrarnos tal y como somos ante el mundo, ante el otro. Este mecanismo a veces nos ayuda y protege a nivel social y otras puede limitar nuestra libertad de ser. ¿Cuántas veces has dejado de hacer algo por vergüenza? No preguntar sobre un tema que desconoces, no expresar la atracción que sientes por ese chico/a, no reír, no bailar, no llorar, no mostrar tus debilidades, tu tristeza, tu enfado, tu fuerza y poder o cualquier tipo de expresión genuina. Observar dónde actúa tu vergüenza y donde te limita es el primer paso para traspasarla. ¿En qué te limita a ti tu vergüenza?

La vergüenza conlleva un movimiento de contracción, de querer esconderse, de no querer ser visto, con una fuerte sensación de querer escapar. “Tierra trágame!”. El movimiento sanador para las personas que sienten vergüenza sería la expansión y la expresión de sí (cantar, bailar, opinar, pedir ayuda, verbalizar lo que uno necesita, hablar de tus sentimientos con un amigo). En definitiva, mostrarse, expresarse. Explorar este otro lado puede ser difícil y es mejor hacerlo en lugares y con personas con las que se sienta uno seguro, que se sienta querido y apoyado. Es muy sanador poder mostrar la vergüenza y lo que ésta esconde ante otra persona y ver que te quiere y acepta tal y como eres. Se trata de dar valor a lo que escondemos con la vergüenza porque es parte de nosotros. Y también dar valor a la vergüenza en sí, porque también es parte de nosotros y nos ha protegido durante mucho tiempo. La transformación no es hacer desaparecer la vergüenza sino verla, aceptarla y decidir en cada situación en la que aparezca si queremos que decida por nosotros o decidimos mostrarnos con vergüenza. Rescato el elocuente título de la tesina del terapeuta gestáltico Jordi Luis Soliva Dominguez: “De la vergüenza del ser al ser con vergüenza”.

Mi propuesta sería que estos días observes tu vergüenza. Coge un minuto de tu vida y plantéate cuándo sientes vergüenza, qué te ocurre cuando la experimentas, cómo lo sientes y en qué parte de tu cuerpo? En qué situaciones y con qué personas? ¿Qué escondes detrás de la vergüenza? ¿Qué no quieres mostrar? ¿Qué parte de tu cuerpo o personalidad te avergüenza?

Fuente: La Casa Ámbar
Imagen: Shame by Garyck Arntzen

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