sábado, 14 de junio de 2014

Alejandro Jodorowsky: A Mí Me Tocó El Talento De Imaginar

En palabras de Jodorowsky: Todas las personas tienen un talento, pero cada uno diferente. A mí me tocó el talento de imaginar, y así es como yo vivo.

EL PODER DE “LA IMAGINACIÓN ACTIVA”:

En palabras de Woodman: La imaginación activa nos lleva a un encuentro con nuestro mundo interno, nos invita a escucharnos y a seguirnos en ese andar silencioso, en el cual la mente se corre del rol protagónico al cual está acostumbrada, para dejar que sea esta vez, el corazón el que nos hable.

El corazón sabe qué es real. Late en la realidad del ahora y cuando pensamos con el corazón no miramos hacia atrás a través de los confusos pasadizos de la mente. Estamos en la realidad del ahora; lo que fue real ya es real para siempre.

Seguir la voz interior y permitir que vaya tomando forma en el cuerpo es imaginación activa en movimiento. El trabajo con Movimiento Auténtico consta de dos momentos fundamentales. En una primera etapa, se invita  al individuo a ser receptivo, dejando que la conciencia descanse para así poder escuchar las sensaciones e imágenes que van apareciendo. Estaríamos hablando de el arte de dejar que las cosas sucedan, como dice un antiguo proverbio chino. (Chodorow, 1991).

La segunda etapa del trabajo, nos invita a observar aquello que apareció anteriormente, tratando que esa forma tome conciencia por sí misma y nos diga algo de nosotros mismos y de nuestro estar en el mundo. Esta actitud implica no tratar de entender o explicar qué sucedió, sino más bien permitir que el símbolo nos hable, que el sentido se devele a sí mismo. Es tratar de ver de qué forma esto que fue integrado en el movimiento puede ser conectado con la propia vida. (Fleischer, 2005)

Cuando el yo aprende a dejarse guiar desde dentro, la relación con las imágenes internas pasa a ser un aspecto natural de la conservación de la vida. En su interior descubre un mundo que tiene un orden propio, un mundo que se manifiesta con leyes muy distintas de las que rigen el mundo de lo transitorio. Allí cada minuto es nuevo, cada minuto es ahora. Nada es inmutable. Lo que está bien en un determinado momento puede estar mal en el que le sigue. El proceso de aprendizaje para responder física y psíquicamente a ese mundo es un proceso constante, que consiste en escuchar el diálogo interior y permitir que una flor se vaya abriendo, pétalo a pétalo, en el corazón.

Esta apertura y escucha respetuosa de lo que nos sucede adentro, a los latidos de nuestro corazón, ha sido siempre una fuente de sabiduría infinita, particularmente en las comunidades indígenas, tan íntimamente conectadas con la Tierra y con sus ritmos naturales. Fiszbein (2004) cita una tradición oral indígena norteamericana que dice:

Pon tu cabeza en la almohada y escucha
el fluir de la sangre en tus venas.
Escucha el latido de tu corazón.
El mago dice: escucha el latido de tu corazón,
pega el oído a tu corazón y escucha.
¿Cómo fue que no escuchaste los mensajes que cada día
te enviaba el latido de tu propio corazón?
¿No podías ver lo que tenías frente a ti cada mañana?
¿Ni sentir las maravillas que te rodeaban cada noche? 

Carl Jung decía a sus colaboradores que nunca dirigieran un taller sobre la imaginación activa sin contar a los participantes la historia del hacedor de lluvia de Kiau Tchou. El relato es el siguiente:

Una terrible sequía estaba devastando una parte de China. Los habitantes habían hecho todo lo que podían para conseguir que lloviera, pero nada les sirvió. Finalmente, decidieron llamar a un hacedor de lluvia.

El hombre llegó en un carromato cubierto. Era un viejecillo apergaminado, que cuando puso el pie en tierra olfateó el aire con cierto disgusto. Pidió que lo dejaran solo durante unos pocos días en una pequeña choza en las afueras del pueblo, y que le dejaran las comidas ante la puerta.

Durante tres días no tuvieron noticias de él, y después empezó no solamente a llover, sino también a nevar abundantemente...algo que jamás había sucedido en esa época del año. Impresionados, los aldeanos le preguntaron cómo había conseguido que lloviera y que nevara...

El viejecillo dijo: Yo vengo de un lugar donde la gente está equilibrada; están en el Tao, y por tanto el tiempo también está en orden. Pero tan pronto como llegué aquí, vi que la gente no estaba equilibrada, y me contagiaron. Entonces me quedé a solas hasta que estuve otra vez en el Tao, y entonces naturalmente empezó a nevar.


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Imagen: Boy with fish by Bob Lea
Montaje de Imagen: Manny Jaef 
@alejodorowsky en Twitter

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